miércoles, 7 de julio de 2010

SEBASTIÁN JORGI

BAJO LOS TECHOS DE LANÚS
.....(El Negro, de Salta y Pringles)
.............................................A Ramoñín y Tomasito Cabrero
.........................A los amigos de Pringles, entre Ferré y Salta

..........Estoy parado en la esquina de Salta y Arias y me acerco a la virgencita que está entronada a un costado de la plaza. Estoy solo porque no he podido ir el día 7 junto a mi hermano Antonio Petta, brazo fuerte de sustentación de esa virgen que apareció un día 7 de noviembre de no hace muchos años. Aparición que suele congregar a mucha gente. A muchos les digo que yo vivía exactamente a diez cuadras de allí, en Salta y Pringles, que nos íbamos caminando con los chicos a jugar a la pelota en ese potero siempre sucio, enfrente de la carbonería, de esa casa que aún hoy parece haber vencido al tiempo: de ladrillos de 1900, como un museo histórico que aún perdura. ¿Leandro Álvarez, te acordás? Dirigente de Lanús, vivía en esta esquina de Salta y Arias.
¿Y qué hago ahora allí? Más allá de rememorar los tiempos en que nos llegábamos con Tumino, Tito Bell y los del equipo del Estudiantes -donde funcionaba el Boxing liderado por Santos Zacarías- y donde don Félix Coluccio, el gran escritor, investigador de las costumbres argentinas y de Latinoamérica, tenía un cuerpo folklórico de baile. Nos llegábamos a jugar a la pelota, ya sea allí si éramos pocos o nos juntábamos con los que salían de las escuelas 18, 10 y 6, para armar un picado mangándole la cancha auxiliar al canchero de Lanús, a Subterráneo. Y qué hago aquí, en verdad, no lo sé a ciencia cierta: he sentido como una sensación, un tironazo desde la cancha…
Y de pronto me quedo sin recuerdos, en blanco, como transportado a un presente que a cada segundo es ya futuro, en una especie de nada y veo flamear a la bandera grande en toda su extensión que va cubriendo el cielo y que ya no es de color azul y blanco, esa bandera ya es granate, bien granate y en el medio están grabadas las caras de los jugadores, chiquito Bossio, Valeri, Pellettieri, entre todos los demás que no alcanzo a identificar de golpe. ¿Una visión? ¿La de Lanús Campeón? Y miro hacia atrás, hacia donde el fondo de la calle Salta, adivino mi esquina, la intersección con Pringles y la sensación se acrecienta y la esperanza se torna certidumbre: ¡Lanús Campeón! Mientras miro a la virgencita, que está quieta ahí, que sin embargo parece mirarme a medida que me traslado lateralmente y que si me doy vuelta, como ahora lo estoy mirando el fondo de la calle Salta hasta donde me alcanza la vista, la siento atrás, tironeándome. Como diciéndome, muchacho, quédate acá, no te muevas, lo que ves es la realidad futura, el equipo de Lanús saldrá campeón…sí si señores, yo soy del grana, porque este año, de Lanús Este, de Lanús Este, saldrá el nuevo campeón…
Ya no sé si tengo los ojos abiertos o cerrados, si el tiempo es el presente o si la dimensión es la de la virgen, si Ella con su voluntad acaricia mi deseo y me ha detenido para que goce de ese color granate lleno de historia, para que vea en este momento cruzar a Ramoñín y que se me acerca, me saluda, me da un abrazo y un beso, me dice:
- Hola Negrito, ¿cómo te va ? ¿ Y tu hermano ?
- Hola Ramoñín.
Me ha preguntado por mi hermanito, que es de su edad. Porque yo era amigo de su hermano, íbamos a la maestra particular Marrero, allí en Guido y Ferrer. Su hermano y yo somos de la misma edad. Y vivíamos a tres cuadras de distancia y jugábamos barrio contra barrio, el hermano la rompía, muchos le decían el manquito... La mamá de ellos solía pasar por la puerta de mi casa y saludaba a nuestra madre. Jugábamos generalmente en la esquina de Salta y Pringles, los desafíos, barrio contra barrio, hasta de noche, bajo la luz que repartía el foco roñoso de la esquina, bajo ese farol que era como una luna colgada cobijando nuestras almas pequeñas e inocentes de los doce o trece años…ganábamos o perdíamos, siempre nos saludábamos, aún encontrándonos en campeonatos jugando para clubes diferentes, esos clubes de barrio como el Círculo de Amigos o el Moreno, o el Guido o el Real, el Laprida o el Estudiantes….
Quiero preguntarle, ahora que él es el Director Técnico del club Atlético Lanús, si estamos para salir campeones, pero me callo la boca, sólo atino a felicitarlo como lleva el equipo, a preguntarle por su hermano.
-¿Qué hacés por acá, Negro?
-Paseando un poco, vine a visitar a mi primo Norberto y de paso se me ocurrió venir a caminar por acá, veníamos con los muchachos del club Moreno a jugar a la pelota enfrente de la carbonería, acá mismo…qué tiempos.
Le he mentido, una piadosa mentira. Estoy…
- Si, hacés bien, bueno, chau Negrito, me esperan en la cancha los muchachos.
- Buena suerte, Ramón.
Isa, a mantenerse mudo y nada de hablar del equipo, nos quedan cuatro partidos de locales y dos de visitantes. Isa, negrito, adelante con las ansias, las ganas enormes, la esperanza agrandada hasta lo máximo, porque ahora el cielo y los techos están como teñidos de granate. ¿Otra visión? Bajo los techos de Lanús es todo color grana, ese casi bordó que se acentúa en las almas de la gente…dale grana-…dale grana pero Isa, hermanito, me digo, tranqui…
Y si, tranqui, porque aún faltan seis partidos y la esperanza es sólo un aliciente, que el destino puede torcer, que el destino nos puede mezquinar. Y que con sólo una jugada mal cobrada por el referí o por un simple orsái imaginado por el línea, todo se puede derrumbar y los techos de Lanús caerse de golpe, todos al mismo tiempo. Pero miro a la virgencita, a Santa María del Espíritu Santo y otra vez el alma al cuerpo, basta de pálidas vecinas, dejemos atrás los recuerdos ingratos del 56 y plantemos la bandera de la ilusión bien firme, acá nomás, a un par de cuadras hasta llegar a la calle Guidi y entrar en el estadio granate, invadir las tribunas y convencernos de que el campeonato está en nuestras manos, mejor dicho, hermano hincha de Lanús, en los pies de esos muchachos ansiosos de alguna travesura en el área contraria y gol gool goool del Granate y otra vez la vida, otra vez el sueño…
No serán Fioravanti no Bernardino Veiga ni Ortega Moreno ni Lalo Pellicchiari , es posible que sean Víctor Hugo, o Vignolo, o Nelson -con algún comentario de Alejandro Apo o de Román Lluch- los que canten los goles granates y digan al final Lanús Campeón, por primera vez en la historia del profesionalismo, a lo que sumamos la obtención de la Conmebol en el 96. En aquel año obtuvimos en el apertura 37 puntos y en el clausura 34, con un total de 71 puntos: si hubiera sido el campeonato clásico los campeones seríamos nosotros, ya que River sumó 67, Gimnasia y Esgrima de La Plata 66 y Velez Sársfield 63. La totalidad del Apertura y el Clausura sumó entonces 71 puntos,si el campeonato hubiera sido entero al estilo clásico, Lanús Campeón…sí sí señores yo soy del grana si sí señores de corazón… porque este año de Lanús Este de Lanús Este saldrá el nuevo campeón…
Y de corazón me juego a todo o nada, bajo los techos de Lanús, custodiados por nubes color granate y al mirar hacia donde está la virgencita, me adelanto al gran acontecimiento de los primeros días de diciembre porque Lanús será una fiesta y toda la hinchada por las calles de Lanús hasta el restaurante de la sede del club o hasta Las Palmas o hasta el Rubí y cerveza va cerveza viene y marche una de muzza y media fina… allí estaremos Osvaldo Barrita y yo, Eduardo Boido, mis vecinos Alessi y Ravello, el Cacho, mi primo hermano Norberto Gorgi, papá y tíos desde el cielo ya granate, festejando el campeonato, en medio de las pitadas y de la caravana de autos que será interminable, la larga fila llegará hasta los fondos de Villa Mauricio, cruzará Villa Obrera y unos minutos más tarde todos estaremos sobre la Estación del Ferrocarril y del lado de Lanús Oeste … Lanús siempre Lanús…tu casaca me fascina…Todos en la caravana, alegres, cobijados bajo los techos de Lanús.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No hay caso, es época futbolera. Muy buen texto con esa característica tuya (absolutamente contraria a la mía) de nombrar a las cosas con su nombre real, de hacerlas vivir nuevamente desde lo literario pero como si estuviera pasando porque das hasta los más pequeños detalles. Es la emoción del narrador lo que importa pero es un narrador que no parece inventado ni imaginado sino real que cuenta todo desde su pasión y lo hace nombrándolo todo, trayéndonos su sueño realizado a nuestra mesa y nos lo sirve con maravillosa elegancia. Es la maravillosa elegancia de tu escritura. Gracias.

Jorge Luis Estrella

Anónimo dijo...

MIL GRACIAS!!!!
BESOS
SEBASTIAN

deliteraturayalgomas-2 dijo...

Que lectura grata, recorrì el relato lentamente, se ve todo, hay una descripción tan real y detallista que parece una charla amiga entre relator y lector.
Fue un gusto
Betty