miércoles, 7 de abril de 2010

JUAN CARLOS DE ROSA


CATORCE DE AGOSTO

El 14 de agosto del año 997, Turmak Atalir, el mejor jinete que hubiera pisado las yermas tierras de la banda occidental del Bósforo, al despertar vio a un ratón que penetraba en el bolso de lana que Maliak, la tejedora, le había entregado ese mismo día.
Por la noche, mientras cabalgaba hacia Esmirna, una astuta cuerda, hábilmente tendida por ladrones, hizo que su caballo rodara. Turmak Atalir dio con su cabeza en una roca. Murió tras pocos minutos y muchas convulsiones.
El 14 de agosto del año 1197, Jean Jacques Hourdie, natural y vecino de Toulouse, hubo de despertar viendo a un ratón que se introducía en un deslucido odre de cuero.
Murió esa misma noche, sin causa aparente.
El 14 de agosto de 1397, Francesco Biotto, detto il Magnifico, quien visitaba las umbrías colinas toscanas, vio al despertar a un ratón ingresando en una saca de paño gris.
Murió antes del alba. Una mancha bermeja, del tamaño de una nuez de Andalucía, adornaba imprevistamente su cuello.
El 14 de agosto de 1597, Fernando de Albiñana y Mompó, alcalde de la rica villa que desafiaba a las huecas faldas del Potosí, observó al despertar a un ratón que entraba en la alforja de pienso del establo. En él había dormido buscando resguardo de los indios recién sublevados.
Regresó con la noche. Se quitó el morrión y lo puso contra el pecho.
Un paciente encomendero, que allí aguardaba a don Fernando, resolvió el pleito partiéndole la cabeza de un sólido e impío garrotazo.
La agonía fue larga, pero no lo suficiente como para permitirle llegar al siguiente amanecer.
El 14 de agosto de 1797 Cahual-Curá, mozalbete pampa de las Salinas Grandes, despertó y vio a una laucha que ganaba su bolsa de yerba.
Esa noche, en un fallido malón a la bien protegida Guardia de Luján, el inhóspito plomo de un arcabuz penetró en su entrecejo. Tras un alarido de despedida, murió mientras caía de su envidiable ruano.
Hoy, 14 de agosto de 1997, yo, Juan Jacinto Albornoz, nacido en la Banda Oriental y con domicilio en Montevideo, he visto al despertar a un ratón que se metía en mi mochila azul.
Son, apenas, las tres de la tarde.

No hay comentarios: