lunes, 20 de agosto de 2018

Gabriela Carrera

                   Hasta que volvamos 
                            a vernos  
                                                Gabriela Carrera


Mágico cíclico que nos permite volver una y otra vez sobre nuestros pasos.

Tiempo de cura. Como lobo herido que en la madriguera lame sus llagas, busco refugio hasta sanar las heridas. Quedan cicatrices, deben estarlo, ya que nos muestran que hemos vivido.

Con fuerza de Sankalpa repetir ámate tanto como puedas. Volver a la matriz y reparar los daños. Reparar, sanar y andar de nuevo.

Oruga, crisálida y por fin mariposa, gozar sin pedir permiso.

En un tiempo me perdí en sus ojos color café y de su mano salimos a pelearle al mundo entero. Tejimos sueños de colores y en cada trama quedaban amarrados los deseos. Seguí tejiendo sueños sin saber que la inocencia de la juventud no deja ver la realidad con todos sus matices.

Los sueños quedan empolvándose en un rincón del alma. El gris de lo cotidiano va tiñendo todo a su paso y como hormigas autómatas vamos construyendo el hormiguero entre laberintos inciertos, que una vez dentro, ignoramos como salir. Y la vida continúa.

Ya no me perdí en los mares del café de tus ojos, busqué en otras aguas y otros puertos donde arribar y sólo encontré turbulencias. Y volvimos a mirarnos y no pudimos hallarnos.

¿Dónde van los besos que no damos? ¿Dónde se pierden las caricias que no hacemos? ¿En dónde quedan los sueños que no cumplimos? ¿A dónde van las palabras de amor que no pronunciamos? ¿En dónde construimos lo que quedó por hacer? Nada es casual ni el destino, ni  el azar.

¿Será acá lo más lejos que se puede llegar? ¿Es el camino de vuelta o el punto de partida? Lo mejor se ha hecho o lo mejor está por comenzar, quién no se ha preguntado a diario ¿cómo seguir?

Qué protagonismo le hemos dado a lo fortuito sin mandato por seguir.

Hoy es la oportunidad de barajar nuevamente, descartar aquello que no nos llena, que no nos permite avanzar. Planear como arquitectos, sin laberintos con puertas y ventanas donde entre luz y aire.

Hoy despliego mis alas, elevo las anclas y aligero mis pasos. Sin rumbo fijo voy tras un nuevo sueño tengo mil motivos para seguir viva, busco el viento que pueda despeinarme, charcos de agua donde mojarme y música que llenen mis oídos.

Hoy me despido, no es un adiós. Te beso la frente y te digo hasta que volvamos a vernos.




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