miércoles, 21 de junio de 2017

Haide Daiban


                                            REFORMAS  Haide Daiban
        
Una puerta en la pared se abre a otra puerta y a una tercera.¿Cada vez más pequeñas?, no cada vez más grandes…Traté de abrirla justamente ayer, y no, no se abrió, parece que es solo pared o que la sellaron.
 Y si usted viera qué hermosa puerta vi yo, pintada en un verde pastel con manijas y picaportes de oro.
 Tenía la ilusión de llegar solo por allí al jardín  y me imaginé los rododendros,(porque es época de rododendros), y los plantines de primavera, los jazmines del país cayendo por las paredes, las glicinas, tan violetas ellas, colgando de la glorieta y un pequeño cenador rodeado, atrapado por hiedras y bignonias, esperándome con su cálida sombra.  
 Yo, por supuesto, me hubiese sentado allí a tomar un exquisito té inglés con dulce de naranjas, si las abejas me lo permitieran.
 Bien, concluyo, lo cierto es que el pintor decorador me hizo la mejor jugarreta sin consultar siquiera si el arte me interesaba, si aceptaba bloquear esa supuesta y romántica salida en la pared del comedor.


 Y me negó el Edén

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