domingo, 9 de agosto de 2015

JORGE CASTAÑEDA



POEMAS JORGE CASTAÑEDA

MI ESPERANZA BARCO SUR
Barco herido piedra soy
escorial prisma de luz
un color una sustancia
por mis venas sangre azul.
Caballero solo nácar
corazón a contraluz
y una lluvia monocorde
de tristezas en azul.
Soy estrella de los cielos
me lastima la inquietud
pedregal picada abierta
y esta pobre latitud.
Viento torpe catedral
la meseta una virtud
caracolas y gaviotas
mi perdida juventud.
Sílice soy basalto
fogón de lumbre a la luz
distancias faldeos del monte
sordos galopes en cruz.
Araucaria en la espesura
sol amargo y lasitud
riscal perdido vertiente
busco mi escala de luz.
Amigo soy del viento
peregrino y al trasluz
bitácora navegante
mi esperanza barco sur.
PATAGONIA
Reino de plantas enanas
y de piedras tutelares
tiempo perdido en el tiempo
sus últimos avatares.
Misterios en la espesura
donde alocan los imanes
el paso de las centurias
sus edades primordiales.
Fundación en los ancestros
sus luces crepusculares
rosa vana de los vientos
luna por los escoriales.
Imperio de las tacuaras
oblicuas y desiguales
el toquí ceremonial
y de piedra los corrales.
Estepa en el horizonte
sus dioses arteriales
panteón viejo Olimpo caído
su estatura de gigantes.
Recuerdos de la memoria
sus llamadas ancestrales
tiempo que llama de lejos
para descifrar sus claves.
Me voy. El Sur es mi Norte
sus estrellas son mi sangre.
La Patagonia es un sueño
aguardando entre celajes.
EGLOGA  AL PIMPOLLO
Que nadie ose tronchar tu donosura
pimpollo que mañana serás rosa.
Pero recuerda que eres poca cosa
para presumir de tanta hermosura:
mañana el jardín será espesura
y breña sin verdor. ¡Flor vanidosa!
Pasará en carrusel la juventud
y habrá espinas, fatiga y senectud.

SONETO SIN MÁS AL CHANCHO FERRERO
Entre el hiato y la forma agricultor de amargos
fundó con sus porfías las tiendas del aduar.
Puso a un lado los bagres y en el otro los sargos
y bebió en el ritón la angustia de esperar.
Escarbando lechugas desechó los embargos
que ni sus congéneres pudieron derribar.
Supo que muchos ojos vigilan en los argos
y que al ser acosados debemos acosar.
Su trajín manifiesto masticó los asuntos
y un rictus de amargura se apagó con el día.
Si quiso conjugar un mundo de presuntos
Nadie en verdad lo sabe. Solo su jerarquía
quedará entre los setos a fuerza de trasuntos.
Lo adivino casi cerval lejos de su Bahía.


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