sábado, 16 de mayo de 2015

Rubén Vedovaldi



BREVES Rubén Vedovaldi
       Publicado en “Con voz propia” revista virtual dirigida por Analia Pescaner

                                                       Realismo libertario
Un pintor mágico-libertario pinta escenas de fuga de presos sobre el lado interno del patio de la penitenciaría Los guardias balean las imágenes de los fugitivos y el gobierno da ascensos y aumento de sueldo a los tiradores.
Los presos pintan guardias ahorcados dentro de sus celdas y los guardias al ver las imágenes mueren ahorcados. Entonces los presos dibujan puertas abiertas y se fugan.
                                                       Las cosas cuentan
Las cosas recuerdan el crimen que nadie ha visto. Alguien tenía que amar. Alguien tenía que odiar.
Las cosas callan.
Alguien tenía que matar a alguien. Las cosas gritan.
Alguien cambiará algo de lugar. El homicida huye a otra provincia con otro nombre. Las cosas saben el rastro.
¿Alguien descubre algo debajo de la alfombra?
Alguien habla con alguien lo que nadie sabrá. Alguien mueve papeles de una turbia alcaidía.
¿Ha muerto alguien que no tenía que morir?
¿Ha sido amado mucho alguien que nunca amó?
Sobre las cosas pesan milenios de locura, crueldades y homicidios.
Las cosas ya no saben dónde estar o no estar.
                                                            Filosofía filosa
Un artesano fabrica plumas para caciques y se las vende y se gana la vida hasta que vienen los europeos y matan a los indios. Entonces el hombre fabrica coronas y va y se las vende a los reyes hasta que los mercaderes no soportan más las monarquías. Entonces el buen hombre inventa la guillotina y se la deja de prueba a los mercaderes acordando que pasaría a cobrar más tarde.
Los mercaderes le cortan la cabeza a la familia real y cuando el buen hombre se presenta para cobrar por su eficaz invento,
lo guillotinan también a él.
MORALEJA: La democracia termina donde comienza la guillotina.
                                                             Niña del día
 Cuentan que en el tiempo de los tiempos y en un lugar de los lugares, entre unas pequeñas vidas de la vida, una niña derviche se ganaba su día cantando cuentos de niñas derviches que se ganaban sus vidas contando y cantando cuentos sin cuenta.
Uno de esos cuentos recuerda que una niña derviche se sentó en el suelo y puso siete piedras delante suyo formando un anfiteatro en un claro en medio de la pradera y les contó siete historias.
Y cuentan que las almas de esas piedras se conmovieron hasta la risa y las lágrimas e hicieron con sus lágrimas de felicidad el más bello lago en medio de ellas. 
La niña asomó su rostro y se vio reflejada como una luna azul en su decimocuarta noche. Sacó su preciosa lengua y se vio un signo lingüístico en medio de la lengua.
Al ser felizmente descubierto, el signo lingüístico despertó como un genio mágico, y se puso de pie y abrió sus alas y cantó el himno de las siete lenguas.
Y las piedras se volvieron siete peces de siete colores diferentes y entrenadaron en el lago de sus felices lágrimas. Y otras siete piedras vinieron a oír el himno y entrebailaron con los peces y se volvieron siete pájaros de siete colores cada uno y bebieron del lago y volaron a buscar néctar de luz y polen en el prado y llevaron la vida de los árboles frutales y las flores más allá de los siete mares.
Y aunque no todo era feliz en el universo y la niña y los peces piedra y las aves piedra sabían que en la convivencia hay lucha y en el cielo hay amores y guerras, nacimientos y muertes, luces y sombras, ese día todos se durmieron soñando los mejores ecos del signo. 
Al otro día las aves eran piedras otra vez y los peces eran piedras otra vez y ya se había evaporado el lago de las felices lágrimas pero la niña derviche amaneció con ganas de salir a caminar, a cantar y a danzar el signo por donde el día la llevara.
Para que el día nos traiga, -dijo- vamos al día con nuestra renovada voluntad de amor.
Para que este día y cada día den también de su hambre y su fruto, su sed y su agua, vamos a despertar el signo-ordenó-.
Si la piedra puede ser pez o pájaro, -se dijo- ¿Por qué no podría yo volver a despertar y volver a salir a la convivencia creativa, aún cuando no todo sea luz y calor, amor y alegría, canto y danza?
                                                            Minerales  
Un cascote le dice a una piedra: te amo. Pero el corazón de piedra de la piedra no responde. Loco de pena, el cascote se arroja al abismo y se hace añicos.
Otra piedra, de corazón loco, se enamora de un cascote, pero el cascote no le corresponde y la deja dura.


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