jueves, 18 de abril de 2013

CELIA E. MARTÍNEZ



CARTAS DE MERCEDITAS Y ORESTES 

Pehuajó, 20 de marzo de 1925

Orestes, amado mío, he estado pensando en ti todo este tiempo desde que nos separamos.
No sabía que existía esta forma de amor. Las tardes cálidas del verano que se va en el cuarto del pequeño hotelito. Sentirme tan pertenecida a alguien, tan entregada.
Me abochorno de sólo pensarlo.
Estoy esperando con ansias tu regreso. Todas las tardes voy a la estación a esperar el tren de las siete para ver si en él llegas.
Sé que soy muy anhelante, que no me diste una fecha exacta, pero dijiste que sería un día de las próximas semanas. Cuento los días desde que te fuiste, todavía siento tus caricias, tus manos en mis pechos, tus largos besos, quemando mis labios, todo tú dentro de mí y en la soledad de mi habitación me sonrojo.
En casa todos preguntan, qué me pasa, que estoy tan cambiada.
El hombre del hotel me mira con una sonrisita extraña cada vez que paso; trato de no pasar por esa calle.
Sólo  en mi dormitorio me siento tranquila para poder recordarte.
Muchas noches en mis sueños apareces y en ellos hacemos el amor, me despierto transpirada y no sé que me pasa, también me despierta la misma sensación que sentía cuando me poseías y todo llegaba a su fin y entraba en éxtasis
Amado, querido mío espero tu respuesta, te he mandado cada día una carta desde tu partida y no he tenido ninguna respuesta, pero pienso que tu trabajo te tiene ocupado, que pronto vendrás, tuya para siempre.
Merceditas
   

Buenos Aires, 5 de abril de 1925

Pequeña Mercedes:
Todavía siento el fuego de las tardes contigo, el fuego de la culpa y remordimientos.
No podré regresar, este  amor es prohibido, pecaminoso .
Mis superiores me trasladan a Córdoba Iré a vivir a la cima de una sierra.
Mi nombre es Ignacio. Estoy casado. Casado con alguien a quien tú no puedes suplir.
Mi amor es por sobre todas las cosas. No debí cometer este terrible pecado. Estoy casado con un ser superior a ti .También mis planes son superiores, deseo llegar al cargo más alto.
Soy sacerdote. Quiero ser Cardenal en mi diócesis.
Perdóname el engaño, pero lo que sentí por ti, pequeña, fue reall También he pedido perdón a Dios por haber sido por un momento un hombre simple.
Te amé como hombre por un momento. Ahora sólo estoy entregado a mi sacerdocio, ruego para que tú encuentres tu camino y seas feliz .
Perdóname

Padre Ignacio

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