martes, 18 de agosto de 2009

NORMA PADRA


EL CAOS DE UNA TARDE

Sueño con una abuela que no amaba, ya había muerto hacía muchos años. En esa casa donde vivía, estaba mi primo Daniel. El patio de la casa estaba lleno de gente, como si fuese una fiesta. Estábamos muy contentos mientras la abuela cocinaba buñuelos rellenos de crema pastelera. Están riquísimos exclamaban. Era una tarde fresca de verano, luminosa y perfumada. Irene llevaba a sus hijos al parque del barrio. Eran calles angostas, callejones, una calesita y con su música llama la atención. El vendedor callejero con su altavoz nos despertó del letargo. Una ventana, rodeada de flores multicolores y una vieja enredadera que nos lleva al infinito, escarabajos en el césped y la eternidad jugando a las escondidas, sombras en el charco de agua, peces de colores en un cuadro sin agua. Llueven pétalos de papel y el sol hoy no sonríe.
La luna triste nos hace señales de silencio. El hombre de negro custodia a la muerte.
Un aljibe en el patio de la casa guarda su fortuna y ella no quiere ser encontrada. El hada madrina se enojó con su amado. Una extraña música nos rodea, los ángeles salen de sus tumbas para ver la vida danzar.
El silencio está presente.

Silencio.

3 comentarios:

deliteraturayalgomas-2 dijo...

Norma, qué grato fue leer tu poema con su mezcla de relidad y fantasía y un cúmulo de ternura.
Un gran abrazo
Betty Badaui

Anónimo dijo...

Norma: un relato lleno de imágenes, de recuerdos que ocupan el alma de cada uno de nosotros, en sus espacios de niñez. Te abraza, Laura Beatriz Chiesa.

Anónimo dijo...

MUCHAS GRACIAS QUERIDAS POETAS POR TODO EL AFECTO VOLCADO EN ESTE SITIO!!!
UN ABRAZO DE NORMA