martes, 18 de agosto de 2009

JUANA SCHUSTER


CRÓNICA DE UNA BAILARINA

Año 1979.
Maria Plissetskaia viajó esta mañana a Bruselas para encontrarse con Maurice Béjart.
Él le propuso ser la figura principal de La Consagración de la Primavera de Igor Stravinski.
Béjart dispone de cuarenta bailarines aparte de Maia. Ella se destaca por hablar poco, pero sus directores dicen siempre que basta que se le apunte con un reflector, para que se realice un milagro.
En el escenario se transfigura y se convierte en una de las mujeres más bellas del mundo.
La gente se conmueve hasta las lágrimas.
Debido al éxito le ofreció preparar La Novena Sinfonía. Ella tuvo que posar para Paris-Match, cosa que no la sedujo debido a su timidez.
Él le explico que hay que aceptar entrevistas.
La Novena fue un éxito total. Salió a saludar ocho veces.
Maurice había alquilado un estudio en pleno centro de Bruselas para ensayar.
Siempre dice Maia que el rigor la fascina. Por eso, tal vez, tiene con frecuencia buena relación con sus directores.
-En cuanto a mí, intento ser otra para reencontrarme a mi misma, repite a los periodistas.
Una vez Béjart le preguntó: ¿Dónde está uno y dónde está el otro?-
Ella le respondió: -es complicado.
Maia se halla ahora en el ensayo de otra obra: "Orfeo" de Hoffmann. Se intenta allí mostrar las correspondencias entre el arte y el hombre.
Maurice trabaja dando órdenes con un alto parlante.Preparémonos, para otro espectáculo memorable.

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