martes, 7 de octubre de 2008

ALICIA CHILIFONI


FRASQUITOS VACIOS

Las piedras al pie del limonero, hace meses que me retienen al pasar. Las traje del río Aluminé. Me había sentado en la orilla con la esperanza de que el agua me hablara, me aclarara el panorama. Perdí el tiempo. Sí me empaché de paisaje, de aire puro. Pero mis preguntas se perdieron en el estruendo narcótico que se extendía sobre todos los seres y las cosas como lava incontrolable, tremenda, abarcativa. Ese ruido, hijo de la lujuria con que el hielo fundido por los soles del verano, corre torrentoso, cerro abajo, limando furiosamente a su paso, las piedras del fondo y las orillas. Su pasión las gasta: ellas yacen como meretrices que disfrazan su agotamiento pintarrajeándose. Azules, verdosas, rojizas, amarillas, marrones, blanco grisáceas, negras... Quiero llevarme una de cada color. Es probable que ellas guarden en su archivo el discurso del agua inatajable, indescifrable...
Y las deposité sobre el pasto, al pie del limonero. Las miro todos los santos días con implorante ternura, pero nunca me hablaron. Me doy cuenta de que sus colores se fueron. Ahora son todas iguales. Parecen esos frasquitos vacíos que guardo por si acaso, y se empolvan, cenicientos, sin memoria de su contenido ni propósito.
Es como si las piedras fueran vegetales que perdieron su savia, por culpa del trasplante. El jugo del río-limonero no se apasiona por ellas, las ignora, no las toca ni las mira. Ya no hay por quién pintarse.
Hablando de trasplante, ¡Tano, necesito hablar con vos! Me dijeron que te vas a Italia. ¡Cuánto me alegro! Nos contaste que te trajeron de allá cuando eras muy chiquito. Así que va a ser como si vieras tu pueblo por primera vez, como si recién lo conocieras. Dijiste que sólo recordás haber llorado durante todo el viaje en barco, que tenías mucho miedo. Ahora va ser distinto, todo es dicha. Nosotros estamos tan contentos con tu viaje, como si fuéramos a ir con vos.Pero tengo que decirte que de repente soy yo la que tiene miedo... Por favor, por lo que más quieras, volvé. No sea cosa que se te dé por quedarte allá. Nunca te dije cómo calma mis males tu contenido. Sería un dolor sin remedio saberte convertido en un frasquito vacío.

1 comentario:

Anónimo dijo...

HOLA ALICIA: GRACIAS POR COMPARTIR LOS SÁBADOS EN EL CAFÉ LITERARIO.
TE ENVIARÉ POR CORREO ALGUNAS REVISTAS DE REDES.
UN ABRAZO DE NORMA PADRA