martes, 15 de julio de 2008

VERÓNICA IGNATTI


ELLA COMO TODAS

Ninguna será como ella, la tarea de sustituirla se torna difícil...
Aún recuerdo la mañana que la vi por primera vez. La firmeza de sus formas, su cabello sedoso, su cuerpo curvilíneo me cautivó al instante. Pero como siempre sucede, los años dejaron sus huellas y la figura otrora cautivante, está magullada, fofa, deforme. La tersura es propiedad del pasado, todo en ella se ha vuelto áspero, rugoso, sus caricias lastiman. Los cabellos quebradizos y opacos, caen irremediablemente o asoman desde lugares insólitos. Me cuesta admitir (y ver) que ella fue la primera que rozó las paredes de mi cuarto, llenándolo de vida, vida que hoy se empeña en descascarar. Si hasta me avergüenzo al evocarlo.
-Señor, son veinte pesos.
-¿qué? Ah!! sí...tome.
Finalmente, quien creí eterna sucumbió a la suerte de todas. La brocha gorda se resiste a realizar su trabajo decentemente.

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