sábado, 27 de enero de 2018

Jenara García Martín


POEMAS 
Jenara García Martín

SIMPLEMENTE AMIGO
No recuerdo dónde y cómo la conocí.
Sólo recuerdo que la ví.
Su respiración agitada percibí.
Su risa era música para mí.
Quedé cautivado por ella.
No fue por su figura.
Si no por su dulzura.
Yo creía en el amor, y eso  que yo sentía,
Mi corazón me decía,  que era amor.
Cómo dirigirme a ella…  Si no me atrevía.
Un día... ¡Qué osadía...!
¡La seguí!
Los latidos de mi corazón
Se aceleraban al ritmo de mis pasos
Cada vez más rápidos.
La alcancé y la hablé.
Yo temblaba, ella también.
¿Por qué?
Me miré en sus ojos que la brillaban
Y sin palabras, me mostró la alianza
Que en su dedo anular llevaba.
Permítame ser "simplemente amigo",  y aceptó.
Me conformé con esa limosna de amor.
La amaba...   ¡Tanto! ¡Tanto!
El tiempo pasaba y las huellas de ese amor
Me estaban destrozando el corazón.
¡Era un loco!...   ¡Loco amor!
"Simplemente amigo"... Eso era yo.
Así viví. Si es que eso... Era vivir.
Mi espíritu y mi cuerpo me abandonaban.
Un día en el umbral de mi puerta,
La muerte se apareció.
Nadie la vio.
Solamente la ví yo, y no me sorprendió.
¿Algún deseo  antes de partir? - me preguntó.
¡Sí!.  ¡Quiero verla! Y hasta ella me llevó.
La di un beso
Mi único beso de amor,  y ni siquiera lo sintió.
En un profundo sueño estaba
Y soñando se quedó.
Volví a mi cuerpo inerte, sintiéndome feliz.
Me transportó a la nada, al olvido...
Sintiéndome  "Simplemente amigo"
De la mujer... ¡Qué tanto amaba!

DESESPERACION
                            
Huía con el corazón herido
Dispuesto a olvidarla.
Un impetuoso torbellino
Atormentaba mi alma
En la umbría arboleda
Semillero de nostalgias.
Mujer eterno estío
¡Me esperaba!
Fantasma de un sueño mío.
De sus párpados enjugué el llanto
Único deshago a su engaño.
Su cuerpo tembló mudo y frío
Sobre mi pecho aturdido,
Desorientado, triste, perdido…
Sentí en mis venas un violento escalofrío.
De mi garganta salió un 
Grito de amor desesperado...
No quiero esta herida de silencios
De agonía llanto y miedos,
Quiero estar sólo  contigo.   
Sus labios sellaron esta promesa de amor,
Que nos trasladó


Al  celeste e idílico infinito.

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